17 septiembre 2009

Willy Ronis


Era grande, muy grande. Un fotógrafo humanista, comprometido con el hombre y la sociedad, con un punto de vista cercano al espectador común, un fotógrafo muy necesario, realista, poético, hambriento de calles y de gente en las calles, a las que miraba con un enorme respeto, con un entendimiento poco común, con una sabiduría sencilla que sólo poseen los que a la vez son los más grandes y los más sinceros y los más cercanos. Era un artista único, uno de los grandes del siglo XX, de los más grandes, y ahora, cuando acaba de dejarnos, con 99 años, sólo cabe darle las gracias por su obra, que nunca morirá mientras haya alguien a quien le siga importando el otro, el diferente, el cercano, el hermano, el desconocido. Hace mucho, mucho tiempo, viendo el libro que le dedicó la colección Photo Poche, cuando me paseaba con mi cámara al hombro -analógica, con carrete y un objetivo de 50 mm.-, pensaba que ojalá algún día yo pudiera ver como Ronis, ser un poquito como Ronis. Cada vez que vuelva a ver aquellas cámaras de entonces, pensaré en ti, maestro.