14 julio 2007

Heinrich Böll: La aventura y otros relatos (2)


Cuando andamos a vueltas con la magnificencia del relato estadounidense, sus autores imprescindibles, pero también empiezan a detectarse síntomas de cansancio debidos a la repetición del modelo "sucio" hasta la extenuación, creo que leer a Heinrich Böll puede resultar conveniente y muy útil. Hay muchos jóvenes escritores que no conocen al maestro alemán, que ignoran su obra, nada o mal reeditada en nuestro país, pese a su importancia y a que es, sin duda, una de las más vigentes de los autores del pasado cercano. El relato "No sólo en navidad" es excelente, una lección de buena literatura, perfecto para las escuelas que se dedican a formar a nuevos escritores y esencial para encarar la posguerra europea. Un narrador innominado nos relata la locura que acaece en la casa de su tío cuando su tía decide que la navidad ha de ser eterna y pide que todos los días haya cena de navidad en casa, con todos los familiares y los angelitos y las figuritas en el árbol. Sólo siguiéndole la corriente pueden lograr que ella no grite, no se vuelva completamente loca. Durante dos años, cada noche es navidad en esa casa. Böll, con sarcasmo y con realismo, cuenta cómo uno de los hijos se vuelve comunista, otro deja los cuadriláteros y pasa de boxeador a hombre religioso, cómo el padre paga cuantos gastos se presentan -incluidos actores que suplantan a los familiares, también a él - cuando la enfermedad de la mujer se alarga en exceso y lo compensa echándose, en su madura edad, una amante. Hay algunos momentos de humor del bueno, magnífico, que despiertan las carcajadas que duermen insensibles en nuestro pecho, sobre todo en las últimas páginas. La sátira, partiendo de una situación dolorosa, como es la demencia de la tía, da lugar a situaciones que rayan en algunos casos en el surrealismo, pero Böll no pierde jamás de vista la perfección del tono, la radiografía de unas gentes y una época. Me parece que el relato es una lección magistral, además de proporcionar un goce absoluto al lector. ¿Cómo hay que tomarse que, entre tantísimos libros editados en España cada año, no resurjan las obras de este clásico vivo? Yo, con pena, desde luego, porque lamento lo que no pueden disfrutar muchos lectores que no conocen sus libros.