21 febrero 2009

Miguel de Unamuno: Mi religión y otros ensayos breves


Soy unamunista. Es uno de los autores a los que más he leído, sobre todo su obra ensayística, que me ha atrapado y me ha dado la oportunidad de meditar sobre los asuntos que más me inquietan y que aun hoy no tienen respuesta clara, que acaso nunca lleguen a tenerla. Muchos ya ha zanjado el debate sobre Dios, como el debate sobre capitalismo y socialismo (o comunismo). No les envidio. Me temo que la existencia del ser humano tiene su mayor aprovechamiento y su mayor valía en la lucha, en la pelea, en el camino. Quedarse quieto es morir. Ser dogmático es morir. Creer que ya se sabe todo es morir. Vaya: cuánto muerto viviente puede verse en cualquier parte, pues.
Con Unamuno no se hacen genuflexiones. No se trata de leerle y beber del vaso de agua que tenemos en la mesa, a mano, tragar y decir: Sí, claro. Unamuno no escribe para fijar, sino para continuar un camino que otros empezaron antes que él y cuyo testigo (esto es una carrera, por supuesto, es la carrera de la propia vida) le pasa al lector de sus escritos. Unamuno incomoda, nos hace revolvernos en el asiento. Con Unamuno se aprende y se disiente. Con Unamuno, amigos, uno nota que está vivo. Cansado me encuentro ya de la compañía de tanta literatura que sólo me remueve los intestinos, que me acaricia el cerebro o me cansa las rodillas de estar encogido a causa de tanta emoción que luego se disipa como el vaho y tiene su misma trascendencia. Me quedo con Unamuno, con sus dudas y sus insatisfacciones, su deseo de no agradar, de llegar hasta el fondo de los asuntos; me quedo con sus hondas equivocaciones y sus sabias rectificaciones.
Confieso que en lo humano, lo filosófico y lo religioso no me hallo muy lejos de Unamuno. Lo que no quiere decir que sea su epígono, una sombra ni una mancha a su lado o al lado de sus libros. Considero que sigo andando (a veces vagando) por su camino. Y como en "Mi religión y otros ensayos breves" está el Unamuno más puro, más hondo, más cierto, no puedo sino decir que es uno de los libros que siempre me ha acompañado, que ha resistido viajes, traslados (físicos y emocionales), tareas de desescombro y avatares muy diversos, y que a estas páginas le estoy profundamente agradecido por haber hecho de mí lo que soy y, en parte, lo que algún día seré.


Retrato de Unamuno: José Gutiérrez Solana



Lectura recomendada: Rayuela, recordando a Julio Cortázar, en el blog de El Hippie Viejo

Lectura recomendada: Blanco y negro, en el blog de Marcela