14 mayo 2009

Messiaen


Hay pájaros en su música, hay voces que claman al cielo creyendo, no dudando: proclamando, agitando con fuerza alas llenas de poesía y de honda excitación al sentirse libres en el aire, libres en el mundo, libres en la vida. Oír a Messiaen calma y altera, le hace a uno subir y bajar, dar vueltas, le impele a reconocerse en el vacío y en lo más calmado y pequeño, en lo que no existe y en lo que existirá. Es una experiencia mística y sonora, un burbujeo en el alma, un contacto con algo sagrado que late en nuestro interior, acaso recluido en una parte muy pequeña de nuestro ser, idiotas que somos siempre con lo verdaderamente decisivo, importante, con lo puramente incomprensible y humano. La música clava aguijones y cura con amor. Messiaen es una experiencia única. El sonido de las notas en el piano sencillamente transforma. Es una revolución. Los llamados a cambiar el mundo que no se asusten: de lo más claro siempre dimana lo verdadero y genuinamente alterador. De la creencia nace todo. Sin la música de Messiaen no habrá revolución.


Foto: Yvonne Loriod-Messiaen