12 diciembre 2006

Alicia Redondo Goicoechea: Ana María Matute

La primera es la autora y la segunda la estudiada en un librito que es una auténtica joya. Está dentro de una colección, Biblioteca de Mujeres, y se lo debemos a Ediciones del Orto. La fotografía de la portada muestra a una Ana María que mira hacia su izquierda, joven, con pendientes y los labios pintados, para mí muy hermosa, con un mechón de pelo oscuro de lado en la frente y la serenidad y la introspección en cada rasgo. Lo leo con una cierta devoción, no lo oculto, y en él se hace un repaso somero de la vida y obra de Ana María. Cuánto echo de menos que se publiquen más libros dedicados a estos temas, a acercarnos competentemente a la obra de los autores a los que más admiramos. Quiero destacar dos asuntos: un texto de Redondo Goicoechea y unas palabras de Ana María sobre la depresión que padeció. Redondo escribe lo siguiente:

El narrador de las escritoras está muy lejos del narrador omnisciente, valorador e impersonal de la literatura masculina, ya que suele presentar la forma de un narrador personal, mucho menos omnisciente y valorador, que no respeta las convenciones de la "verdad histórica" sino que se limita a hablar de "mi verdad histórica personal". Esto significa contar la historia, hasta cierto punto, como si fueran memorias, lo cual potencia enormemente la veracidad de los hechos narrados, pero, en cambio, difumina su historicidad... Este es el caso de la voz narradora de las mejores obras de Matute.
Lo que me parece una meditación a tener muy en cuenta.