
31 diciembre 2009
Tres días con la familia, de Mar Coll

21 diciembre 2009
Perforaciones, de Francisco Afilado

12 diciembre 2009
Ángel Olgoso: La máquina de languidecer

09 diciembre 2009
Sueños y hombres

Foto: Carlos Pérez Siquier
24 noviembre 2009
El carnicero, de Claude Chabrol

03 noviembre 2009
Fraternidad

Enlace para leer entero el artículo aquí.
Foto: Willy Ronis
27 octubre 2009
Ernesto Aura, actor de doblaje

05 octubre 2009
La mirada del adiós, de José Romero
Que lo disfrutéis.
17 septiembre 2009
Willy Ronis

10 septiembre 2009
Fredric Jameson: contra la cultura de la razón cínica

28 agosto 2009
El filo de la navaja, de Edmond Goulding

21 agosto 2009
El triunfo

¿O no?
Foto: AP
06 agosto 2009
Raymond Carver y Juan Carlos Onetti

28 julio 2009
27 julio 2009
El invitado de invierno, de Alan Rickman

12 julio 2009
Leopoldo Pomés

Foto: Leopoldo Pomés
21 junio 2009
Garry Winogrand

Su libros nos sirven para entender mejor su tiempo y el nuestro, para saber más de los sesenta y de nuestra década, ya en un nuevo siglo. No han cambiado tanto los políticos, los deseos de la gente común, no han cambiado tanto los movimientos y los miedos sociales. Winogrand nos dejó imágenes directas, llenas de información útil, de personas que nos antecedieron y nos hablan sinceramente de su época, con sus especificidades, pero también de actos y manifestaciones que definen a cualquier ser humano que habita en la ciudad y está obligado a relacionarse con sus semejantes. No lloraréis contemplando ninguna imagen de Winogrand, mas sí os reconoceréis en alguno de los fotografiados, sí reconoceréis a otros, y eso aun no habiéndoles conocido personalmente: es tal la fuerza con que llegan hasta nosotros los rostros, las expresiones de los retratados en las fotos de este gran maestro. Y su mayor fuerza, frente a las películas, frente a toda ficción, es que nadie posó, nadie actuó para Winogrand, ya que todos existieron de verdad y estaban en lo suyo, en sus asuntos, en sus reclamaciones, en sus vidas cotidianas. Así, cuando me quedo parado ante una foto de un libro de Garry Winogrand, ante una cara, nunca la interrogo, nunca tengo necesidad de interrogarla, y acepto de inmediato su verdad humana, su innegable presencia y existencia. No es de extrañar que admire tanto a este neoyorkino al que llamaban "El príncipe de las calles".
15 junio 2009
Antonio Pomet: Devoradores

05 junio 2009
Microrrelato en Andalucía, edición de Pedro M. Domene

Nota: Para conseguir un ejemplar: Librería Prometeo y Proteo (Málaga) o el Grupo Batarro [ Apartado de correos, 172. 04600 Huércal Overa (Almería) y correo electrónico: pmd@cajamar.es] .
01 junio 2009
Félix Grande y Jean-Paul Sartre

Foto de Jean-Paul Sartre: Bruno Barbey
21 mayo 2009
Ignacio Aldecoa: Seguir de pobres

18 mayo 2009
Mario Benedetti

Foto: Gorka Lejarcegi
14 mayo 2009
Messiaen

Foto: Yvonne Loriod-Messiaen
05 mayo 2009
Enterprise: El cogenitor

La historia está escrita por Rick Bergman y Brannon Braga, responsables de esta buena serie en la que hay muchos episodios destacables, centrados en las relaciones entre especies, con muchas decisiones morales de fondo, con un vivo interés por la antropología, las causas de la violencia, la calidad de vida, la libertad, el libre albedrío, la cultura y las relaciones humanas. Una serie de ciencia ficción que en historias como ésta nos gana y nos deja muchos temas en los que pensar una vez las imágenes han desaparecido de nuestra pantalla.
Foto: Imagen del episodio
25 abril 2009
Isaac Asimov: El sol desnudo

(Para Rosa Silverio)
Es una de las mejores novelas que escribió Isaac Asimov. Así se la considera. No seré yo quien lleve la contraria. El viejo maestro amaba la novela policíaca y fue uno de los primeros en escribir novelas de ciencia ficción con elementos policiales. En "El sol desnudo" hay una investigación clásica, varios asesinatos, muchos sospechosos, un detective que tiene limitaciones y es sagaz, aprende de sus errores y se deja ayudar por un robot que no lo parece, al que todos toman por otro humano. Elijah Baley y R. Daneel Olivaw no aparecen sólo en esta novela. Forman pareja investigadora en otras narraciones y el robot acabará por convertirse en un personaje fundamental en el conjunto de la obra de Asimov.
La parte policial de la novela es muy interesante, respeta escrupulosamente las reglas del género y sirve para hacer avanzar la narración y cerrarla brillantemente. Actúa de guía, de aliciente, pero "El sol desnudo" es mucho más que una novela con detective dentro. El viejo y sabio Asimov nos habla de los humanos de la Tierra y de los que han ido más allá de nuestro sistema solar. De las carencias de los que viajan y de los que se quedan. Nos alerta sobre la progresiva deshumanización de las sociedades que lo fían todo a los robots -él, que defendía su validez y necesidad con pasión -, nos habla de cómo la soledad corroe al hombre y desgasta sus conquistas sociales, de cómo nos alejamos entre tanta tecnología inventada no a la medida del hombre, sino acaso para reeemplazar al ser humano. Con un estilo sencillo, enraizado en una mirada noble y valiente, que podemos emparentar con la de otros de muchos escritores de la década del 50 del pasado siglo - creían en el hombre y lo reprendían sin moralina, con cierta inocencia, sin alzar la voz, sin predicar, hablándole siempre de tú al lector, al espectador (en el cine y en muchas películas de las llamadas de Serie B hallamos también guiones cargados de buenas intenciones y de amonestaciones que nunca resultan severas, que acaso penetran mejor en nuestra mente al estar dichas y planteadas de manera sencilla, sin el cinismo y el descreimiento que posteriormente embargó el ánimo de tantos escritores y creadores) -, Asimov cuenta y analiza desde una perspectiva eminentemente humanista, sintiéndose hombre (juez) y parte de la cuestión.
No sé si a los lectores algo mayores -yo ya no volveré a cumplir los cuarenta años- y algo ingenuos aún este tipo de literatura nos emociona porque no hemos dejado de ser niños del todo. Por eso, pese a las crisis y la sensación de derrota continua, de vacío y de callejón sin salida (dejando de lado la alternativa del hedonismo y la insensatez de la diversión encajada en el consumismo ramplón) en que parece que estamos condenados a vivir en un mundo tan sofisticado y tan falto de verdaderos sentimientos humanos, recomiendo vivamente la lectura, la recuperación de uno de esos pequeños clásicos de la literatura que nos ayudan a limpiar un poco nuestra mirada y nuestra alma de sufridores y desengañados. Porque también soy un hombre, además de un niño, porque no he perdido la esperanza y porque creo que casi todo tiene remedio si se mira hacia el lado de la solución y se unen fuerzas para lograrlo, porque tengo muy hundido un pie en nuestra entristecedora realidad actual, recomiendo este libro que no es una evasión, no es una fuga, sino un paso adelante para mirar con ojos sin miedo al futuro desnudo.
18 abril 2009
Traspiés

08 abril 2009
Star Trek Voyager: Emanaciones

01 abril 2009
Marvin Harris: La cultura norteamericana contemporánea

22 marzo 2009
Richard Bowker: Gracia

04 marzo 2009
Seis miradas. Colectiva fotográfica española

21 febrero 2009
Miguel de Unamuno: Mi religión y otros ensayos breves

Retrato de Unamuno: José Gutiérrez Solana
Lectura recomendada: Rayuela, recordando a Julio Cortázar, en el blog de El Hippie Viejo
Lectura recomendada: Blanco y negro, en el blog de Marcela
10 febrero 2009
Aitor Lara

02 febrero 2009
"Dios, hoy", de José Antonio Jáuregui

14 enero 2009
En Valencia: Luis Baylón y Bernard Plossu


(Con un saludo para Ana Bonmatí)
Fotos: Luis Baylón y Bernard Plossu
01 enero 2009
Gabriel Cualladó

En la obra de Gabriel Cualladó no hay prisas, no hay deseos de competir, no hay ganas de demostrar nada; acaso sólo el interés por mirar y comprender. Pocas veces la fotografía ha estado tan cerca de los sentimientos, incluso podría decirse que de la pureza. Pureza en todos los sentidos: puro arte, pura imagen, pura hondura existencial, puro deseo blanco de acercarnos a seres como nosotros, que nos miran y nos hablan de su verdad humana con los ojos, la frente, el pelo, la postura del cuerpo y la posición de las manos y de las piernas. Cualladó retrató a personas cercanas en el entorno en que se movían habitualmente, las adornó con luz, las situó donde podían decir mucho acariciadas por su blanco y negro ejemplar e impresionante, de maestro que talla, que esculpe, que modela sin alterar jamás al modelo, sin reducirlo a verdad fotográfica, a ser atrapado en dos dimensiones y preso en el reino del arte. No hace falta saber de fotografía para emocionarse viendo a los niños, a las ancianas, a los trabajadores que llamaron la atención del hombre y el fotógrafo que era Gabriel Cualladó.
Se llamaba a sí mismo "fotógrafo amateur", incluso tenía una tarjeta con su nombre y con esa denominación. Por supuesto que había humor en ese apelativo, pero también había un derroche de sinceridad, una declaración de intenciones: nunca fue Cualladó un profesional de la imagen, nunca disparó ráfagas con una cámara, nunca dio un paso sino para acercarse despacio a quien quería fotografiar y ponerlo a nuestro lado, el del espectador. En un mundo en el que sobran profesionales ahogados en la rutina y en la repetición, en el conformismo y el adocenamiento, siguendo a ciegas la voz de su amo, Cualladó dejó un mensaje diferente, una apuesta por otra manera de hacer las cosas, una lección de amor a un arte que nunca vulgarizó y al que amó tanto que nunca quiso convertirlo en obligación ni en el medio para ganar dinero. Ah, dichosos los que aman y no esperan más que la perpetuidad de su amor.
El reportaje que realizó en París en 1962 es uno de los mejores que yo he visto. Allí están, a su lado, susurrándole al oído, Eugene Smith y Walker Evans, por supuesto, es algo innegable y que no negó Cualladó, que positivaba como Smith -mucho contraste, luces como gasas que aclaran-y miraba a ratos como Evans -documental e icónico a la vez-. Y está la delicadeza, el respeto por las personas, la atención al detalle cuajado de poesía y de misterio -la paloma en la Rue de la Paix-, la esencialidad y el deslumbramiento del encuadre amplio que deja entrar a más de un viandante y recoge en una sola imagen cuatro o cinco historias que se están desarrollando a un mismo tiempo y que coexisten en el espacio y se comunican y sólo la cámara y su ojo atento podían ver -Place de Tertre -. También en la Plaza Mayor de Madrid, en el Rastro, Cualladó estuvo y se trajo imágenes esenciales, magníficamente compuestas y editadas, demostrando que no era solamente un autor de retratos quietos, abriendo caminos que otros seguirán cuando salgan a la calle con una cámara y con la intención de unir lentes y vidas.
Gabriel Cualladó es también una de las cimas de la fotografía en blanco y negro, un maestro para los que no quieren ver la vida sólo en color, para los que optan por ver el arte no como un sustituto de la realidad, como un pálido reflejo, sino como una interpretación, una opinión, una balsa de ideas en la que nadan los grises neutros, los negros elusivos y los blancos resaltadores. En las fotos de Cualladó, tan atemporales y realistas, nada se reduce, nada se disfraza. Nunca el amor por los semejantes, siendo puro, sirve para mentir. Sirve para saber más de cada retratado y, por añadidura, de todos y cada uno de nosotros.
Texto recomendado: "El hombre y el cuadro", en el blog de Marcela