27 junio 2008

Putas asesinas, de Roberto Bolaño


El primer relato del libro, "El Ojo Silva", es acaso una perfecta síntesis de lo que fue Roberto Bolaño, de dónde vino y también a dónde se dirigía. Porque la influencia del gran Julio Cortázar es evidente en esta historia que nos remite a algún cuento del escritor argentino y a la manera en que Cortázar encaraba sus relatos, llenos de cosas de este lado y del otro, de lo visible y de lo invisible, con destellos y fogonazos de literatura fantástica y deslumbrantes encuentros con la mejor narrativa realista. Hay un deseo de absoluto en ambos, una mirada deseperanzada y llena de vida a la vez, una necesidad de comunicación y de comunión con los semejantes que arrastra, que no deja jamás indiferente. Hay también un asomo a cierto abismo de la fábula que en los dos escritores es un riesgo mayor y asumido, que puede subyugar de entrada o alejar de forma permanente al lector que no se siente concernido. Y también veo en Bolaño una libertad en la escritura que lo hace diferente -como a Cortázar su período largo, lleno de meandros y de voces concatenadas-, un dominio sensacional de la frase corta alternada con una frase larga nunca detentadora de estilo, nunca exhibidora de estilo, que me parece muy destacable y singular, pues hace que el texto respire sinceridad y se sitúe en un espacio exacto entre lo puramente literario (ficción) y lo enteramente creíble (más que ficción). El relato, con algunos defectos que lastran la credibilidad de su desarrollo al final y lo insertan con demasiada fuerza en la fábula, es hijo de un autor con un mundo al que se hace necesario volver.

20 junio 2008

El público lee


Este programa del Canal Sur es todo un lujo. Invita a escritores españoles que han publicado sus libros en fechas recientes y los enfrentan a tres lectores. El diálogo es fluido, animado, y casi siempre interesante, muy interesante. El presentador es Jesús Vigorra, uno de esos tipos entrañables y con buen humor, sabio pero nunca pedante, con muy buen ojo para seleccionar los libros, a los autores y las preguntas que les hace a los creadores al principio y al final del programa. Estoy convencido de que ganan lectores para los libros elegidos, pues todo resulta ameno, cordial y cálido. Y nunca superficial. Yo, sin ir más lejos, he salido alguna vez a comprar alguno de los libros - "Saber perder", de David Trueba, por ejemplo- de que han hablado después de ver el programa. Os dejo un enlace para que veáis -y os bajéis, si queréis - el último que han emitido. Repetiréis.





http://www.radiotelevisionandalucia.es/

14 junio 2008

Alberto Moravia: Nuevos cuentos romanos



Nos faltan escritores como Alberto Moravia, los necesitamos, porque en esta realidad confusa y maleable es preciso que haya autores que son la voz del pueblo, que levantan acta de los hechos cotidianos y se preocupan por saber qué pasa cada día, por leer la actualidad y meditar sobre ella mediante una literatura útil y sugerente. Nos faltan escritores como Alberto Moravia, atentos a lo que se cuece aquí y ahora, con talento para abordar los temas que nos ocupan y nos preocupan. Necesitamos a escritores como Moravia, soldados civiles de las letras que luchan para dejar constancia de lo que al ser humano de nuestro tiempo mejor lo define y caracteriza.
En el libro "Nuevos cuentos romanos" hay un relato, titulado "La confidencia", en el que un camionero que ha atropellado a un motorista y se ha dado a la fuga le cuenta a su novia qué cobarde fue dejando a un hombre muerto detrás, qué cobarde fue por no parar tras embestirlo con su camión. El sentimiento de culpa del camionero, la reacción de la novia, la situación que genera la confidencia son algo digno de ser leído y muy adecuado para confrontarlo con las reacciones que hoy podrían darse en personajes semejantes, cuarenta y cinco años más tarde de la publicación del libro. ¿Hemos cambiado mucho, poco o nada? ¿Cambia el hombre ante la fatalidad, es otro hombre, es universal e inmutable la cobardía? ¿Cómo valoramos la vida de los demás? Moravia dejó un relato magnífico, con todas las preguntas y algunas respuestas. Y apenas son seis páginas. Qué lección de concisión, compromiso y verdad. Para tomar nota.

08 junio 2008

Patricia Highsmith: La casa negra


Las narraciones de Patricia Highsmith están llenas de ideas. Pocos escritores se han planteado la literatura como ella, o al menos son pocos los que han acertado, como Highsmith, con un planteamiento narrativo que encierra -y origina - tantas ideas. Ya antes he escrito que esta autora es una grande de la narrativa del siglo XX, más acá y más allá de cualquier precipitado encasillamiento. Los relatos de "La casa negra" son producto de la madurez de Patricia Highsmith y forman un libro indispensable. "Bajo la mirada de un ángel sombrío" es sencillamente excelente. En él se habla de la vejez y de los ancianos que les cuestan mucho dinero a sus familias desde el momento en que no se valen por sí mismos y han de ingresar en una residencia de pago; de la educación de algunos padres que leen la Biblia y la tienen por un elemento imprescindible en sus vidas y les imparten lecciones a sus hijos aunque la lectura de ese libro sagrado no siempre hace mejores ni a los progenitores ni a sus vástagos, algo tristemente constatable y que lleva al protagonista de la historia a quemar el Antiguo Testamento, horrorizado por su difusión de la imagen de un Dios vengador; de la amistad desengañada y del miedo a la soledad, del chantaje, del poder del dinero por encima de todo. Son veinte páginas de una narración que no es negra ni policial y que es una auténtica maravilla, un ejemplo perfecto del talento y la profundización psicológica de una escritora singular y nunca lo suficientemente bien celebrada. Una escritora comprometida, pura y valiente, que habla de problemas y preocupaciones universales y existenciales a su manera tan equívocamente transparente, siempre ágil y profunda. Pocos como Patricia Highsmith sabían tanto sobre ángeles sombríos, pocos acertaron a contarlo con tanta claridad y maestría, sin vanos golpes de efecto y sin volverles la espalda a las verdades literarias y humanas. Pocos han conseguido involucrar tanto al lector. Este relato es una muestra más.

03 junio 2008

La crisis

Me dice mi amigo Luis Castillo que siente vergüenza ajena al leer los datos que estos días hacen públicos algunos bancos, proclamando sus beneficios millonarios mientras los que les llevan el dinero están cada vez más endeudados y fastidiados. ¿Por qué no son solidarios y bajan las comisiones?, se pregunta Luis, si tienen tantos beneficios no debería importarles. Y además, ¿quién se queda con todo ese dinero que ganan? Va a las manos de unos pocos tipos que viven en la gloria mientras el resto tiene que atarse los machos y sufrir para seguir tirando. Es absolutamente inmoral, sentencia Luis, y a esto hemos llegado porque quienes de verdad mandan en el mundo son los banqueros. No somos ciudadanos, somos clientes. Quien no quiera verlo, allá con su miopía.
Luis prefiere que estén los socialistas en el poder -¿Has oído lo del saludo de Arriba España que se dedicaron dos políticos del PP hace poco?, tío, siguen teniendo un aura franquista que tira para atrás estos de la derecha española- , aunque no deja de ver que tratan de suavizar lo innegable sin conseguirlo: Desde que se implantó el euro, esto es un desastre, Paco, todo está disparatado, las subidas de los precios dan miedo, los redondeos acojonan. Vas a comprar comida y vuelves apesadumbrado. Los tomates no saben a tomate, las patatas no saben a patata, todos los sabores parecen huidos, pero todo cuesta una barbaridad. Luis es más bien anarquista, así que analiza siempre con un poco de rabia y de desconfianza lo que ocurre en nuestra sociedad, pero tengo que darle la razón cuando dice que nos hemos deshumanizado tanto, nos hemos idiotizado tanto -Mientras a la gente no le quiten su cochecito, la salidita del domingo y el dinerillo para las cervezas y las tapas nadie verá que esto va para atrás, que esto está chungo, Paco- que ya no vemos ni oímos ni, por supuesto, sabemos unirnos para protestar y hacernos oír. Los que mantienen a un país son los de abajo, pero nunca han importado y nunca importarán. Mira, Paco, el capitalismo es aborrecible, el supercapitalismo es denigrante y el hipercapitalismo que soportamos es criminal. Las crisis como ésta están orquestadas, teledirigidas, controladas como si se soltara cuerda y se dejara que estuviera tensa hasta que interese recoger y destensar, brindar un poquito de calma y de felicidad amañada, fugaz, de espejismos que muy veían gente como el Mersault de Albert Camus. Unos por cabrones y otros por idiotas, cada vez me decepciona más el personal y puedo decirte, Paco, que no voy a caer en el nihilismo pero cada vez estoy más convencido de que el ser humano es un capullo vanidoso y sin moral que merece muy poco la pena. Protesto, pero Luis me dice que le deje acabar: Como tantos otros, acabaré viviendo solo, acompañado de un perro, que es el ser más noble de la creación, el más inteligente, el más transparente y fiable, Paco. Nunca un buen perro muerde la mano que le da de comer, nunca huye si tiene que defender a quien quiere, nunca le olvida y hasta puede morir de pena cuando quien vivió a su lado fallece. Esta mañana, Paco, me voy a la biblioteca a leer algún libro sobre los perros y su mundo. Y se lo recomiendo al resto de la humanidad.


Foto: Sergio Larrain