01 junio 2010

Hasta siempre

Gracias por todo, amigos. Fue un placer editar este blog y compartir lecturas con todos vosotros.

Nos vemos aquí.

31 mayo 2010

Patrick Mcgrath: Trauma

Sobresaliente novela de un autor que crea mundos que inquietan y que sabe entrar en los miedos y las pasiones del cerebro humano como pocos, "Trauma" es una novela que está brillantemente escrita y que cuenta por sustracción, de una manera a ratos lírica y siempre atenta al ritmo y a la cadencia que también hallamos en "Luna de lobos", de Julio Llamazares, con cortos períodos y una vertebración encadenada de las secuencias que responde perfectamente a la demanda de un estilo acorde con los tiempos fragmentarios y sin certezas absolutas que vivimos. Un psiquiatra, su hermano -con el que se lleva mal-, su ex esposa, una amante, una hija a la que ve menos de lo que quisiera, un paciente que se suicidó quizá por la falta de tacto y de profundización en su trauma . Mcgrath está cerca de firmar una obra absolutamente mayor pero quizá al final nos lleva a un callejón sin salida y riza el rizo centrándolo todo en los traumas y deja a un lado la esencia de la novela, que está en la mostración cuidada y sabia de los sentimientos de los personajes, tan sabia y delicada que yo pocas veces he visto tanta verdad y tanta humanidad expuestas en una novela, en un libro de ficción.

24 mayo 2010

Carolina Molina: Última noche en Granada (reseña en La Biblioteca Imaginaria)

Francisco Ortiz ((Ugíjar, Granada, 1967), es un escritor silencioso al que no le importa esperar para conseguir su objetivo. No busca la fama, ni los premios. Y todo ello lo demuestra con la frase de Dostoievski “Y no venderá su alma ni trocará su libertad moral por la comodidad.”


Este escritor granadino, querido en su tierra, es capaz de leerse al maestro ruso a dos manos. Y mientras esto sucede no olvida su otra pasión, la fotografía, que le sirve a veces para concretar imágenes para sus historias que sabe narrar con un estilo particular, certero, pulcro y esforzado.


“Ultima noche en Granada” es la historia de Luis Castillo un ex policía que un mal día tuvo que enfrentarse al dilema de matar o no matar. El disparo de su pistola acabó con la vida de un delincuente pero también la de aquel policía sin vocación, hijo de un antiguo falangista enriquecido. Se refugió en la monótona existencia de un vigilante nocturno y allí, resguardado por la noche esperó a que sus propios fantasmas lo encontraran. Y lo encontraron.


Francisco Ortiz usa distintos registros, lo cual no es fácil al contar una historia. Se le nota ávido de utilizar estilos que esfuercen al lector a una reflexión. ¿Puedes haber matado a un hombre y no saber por qué lo has hecho?, nos pregunta. ¿Puedes seguir pensando después que no eres una mala persona?


Ortiz se ayuda por largas escenas de diálogos, todas ellas tan reales, que parecen tomadas de nuestra propia vida. Perfila con delicadeza a sus personajes y los matiza con sus gestos cotidianos.


Granada surge de cada escena, atravesada por sus personajes pero no nos parece que sea ésta la última noche en Granada para Francisco Ortiz, al que le auguramos un futuro interesante en la actividad literaria de todas las noches y los días de esta, su ciudad.


Los blogs de Francisco Ortiz:


http://novelanegraycinenegro.blogspot.com/


http://francisco-ortiz.blogspot.com/


Carolina Molina



La Biblioteca Imaginaria

15 mayo 2010

Entrevista (Carolina Molina)

Esta es la entrevista que apareció en El Heraldo del Henares:



"Creo en el relato, pero no lo enfrento a la novela"

Francisco Ortiz



Entrevista de Carolina Molina.



Francisco Ortiz (Ugíjar, Granada, 1967) es un escritor que con paso firme está construyéndose su propio camino en el mundo de la literatura. Sus relatos han aparecido en distintas antologías y edita su propio blog dedicado a la Novela negra y el Cine negro. Pero ahora, da un paso más allá y publica su primera novela, Última noche en Granada (Mira editores) con la que demuestra que es capaz de hacer mucho más y que está dispuesto a demostrárnoslo.



En esta entrevista concedida a El Heraldo del Henares, Ortiz habla de su novela y de sí mismo.

EHH- Francisco: Ultima noche en Granada ¿en qué género literario la encuadrarías?

FRANCISCO ORTIZ: No creo que pueda encuadrarse en el que parece más fácil: la novela negra. Porque hay al menos dos capítulos -los más largos y más literarios del libro- que responden a otros intereses: el diálogo teatral y la indagación psicológica. Además, tiene una parte importante de indagación existencial (me he formado como escritor leyendo a Sartre y a Camus, no puedo olvidarlo). Así que es difícil ponerle una sola etiqueta. Salio, eso sí, y se está vendiendo como una novela negra.

EHH: Hay una gran proyección del personaje protagonista. El estilo es intimista y contado en primera persona, son casi unas reflexiones sobre la vida y la muerte.

FRANCISCO ORTIZ: Claro. Si alguna influencia tiene la voz del libro es la de algunos narradores que he encontrado en novelas de Dostoievski, el autor al que más admiro y al que con más atención leo. Esos narradores que se interrogan sobre su vida, sus acciones, sus carencias, sus miedos, su situación en la sociedad en la que han nacido y crecido.

EHH-¿Quién es Luis Castillo, el protagonista?

FRANCISCO ORTIZ: Un personaje que le debe más a la vida real que a las novelas, a la ficción. No ha surgido de mis lecturas, sino de la calle, de las conversaciones íntimas y los secretos contados en lugares propicios. Creo que todo cuanto dice y vive es perfectamente creíble y cuenta una historia que podría haberle ocurrido al vecino de la puerta de al lado.

EHH.-Tu personaje busca la verdad sobre sí mismo, se analiza, se reprocha sus acciones, sin embargo es una persona aparentemente fría y distante. Es un hombre de sentimientos extremos. ¿Cómo juega esta disociación en la novela? ¿Te inspiraste en alguna persona real para enfrentarte al personaje de Castillo?

FRANCISCO ORTIZ: No creo que Luis Castillo sea frío. El que es frío no se cuestiona sus errores, no se reprocha nada. Actúa y no se para a ver las consecuencias de lo hecho, asume y olvida de inmediato. Lo que le ocurre a Luis Castillo es que está en un callejón sin salida, que ha sido un inocente y no ha percibido la trama que mueve al mundo, esa maraña de intereses en los que se empiece por desear el poder y se acaba por matar a quien se ponga en medio de lo que desea conseguirse.

Él ha sido un peón más o menos inconsciente en un ajuste de cuentas y sólo con el paso del tiempo y la distancia física necesaria va dándose cuenta de quién es en verdad, qué cree, en quién y en qué cree. Con mucha gracia, su compañera le dice “Mi Luis, el anarquista”.

Pero es hijo de un fascista que se enriqueció durante el franquismo, es un ex policía sin vocación, un pasivo que no ve que el tiempo pasa irremediablemente. Por fortuna, su compañera, más realista y vital, le va trayendo de vuelta y lo pone a este lado del espejo.

EHH-¿Cuál fue tu método de trabajo previo a la novela? ¿Te documentaste para recrear el mundo policial?

FRANCISCO ORTIZ: No me interesan las técnicas policiales, aunque las conozco bien, y no leo apenas novelas protagonizadas por policías. Me he documentado preguntándoles a dos policías, es verdad, pero solo para no cometer errores imperdonables. Tenía la historia en la cabeza, sabía a dónde quería llegar con ella, y apenas me moví del guión mental.

Apenas tomé notas y la escribí pausadamente, en Almería y en Granada, en cuartos y en balcones y en terrazas y donde se presentaba la ocasión. Lo más importante para mí de una novela es la labor de poda que hay que llevar a cabo con los borradores: quitas tantas tonterías y tantas equivocaciones que cuando mandas la novela por ahí, para que se lea, lo haces con una humildad sanísima.

EHH.-Los diálogos entre Luis y Beatriz, su novia, son muy reales, lo mismo ocurre con los que mantiene Luis con su amigo Pedro, el policía. Eres un gran observador del carácter humano, parece que fotografíes a los personajes. Sin duda es debido a tu vocación de fotógrafo. ¿Hasta qué punto se relacionan tus dos vocaciones, la literatura y la fotografía?

FRANCISCO ORTIZ: Procuro que no tengan relación ninguna. Si escribo, no hago fotos ni en los cumpleaños. Y si me dedico una temporada a fotografiar no leo libros de ficción. Puede parecer, por la manera de presentar la historia de manera parcelada y continuamente interrumpida por espacios en blanco entre los párrafos, que escribo con fotografías en la cabeza, uniendo imágenes mediante palabras, pero esto es anterior a mis trabajos fotográficos y obedece a un instinto por el que me dejo llevar y refleja mi visión de la realidad en el siglo XXI, tan fragmentada, creíble solo sumando detalles, uniendo fragmentos, dando saltos hacia delante y hacia atrás continuamente, observando ya no en conjunto, como Balzac, sino lo más cercano, lo que se domina, lo que está casi en nuestras narices.  

EHH. -Respecto al estilo utilizado juegas a intercalar largos diálogos con párrafos dominados por la reflexión. ¿Piensas que el estilo es más importante que la historia o la historia más importante que el estilo?

FRANCISCO ORTIZ: Yo me traigo a casa libros que me deslumbran por el estilo, que ante todo están bien escritos, sin profusión de frases hechas y cuidando con mimo el lenguaje. Me deslumbran autores actuales como Javier Marías y John Banville, pocas veces he repasado tanto las páginas de un libro como las de “Luna de lobos” de Julio Llamazares.

Pero me gusta que el estilo esté aplicado a la historia que se cuenta, que se vuelva indisociable, que no se convierta en fuegos de artificio, en vehículo de lucimiento. Leyendo a Mario Benedetti, a Ernesto Sábato, uno se cura de todo deseo de exceso y rimbombancia y puede observar cómo se ha de ajustar lo que se cuenta con cómo se cuenta.

EHH-Háblanos de tu faceta como cuentista. Tus relatos han aparecido en antologías como Narrativa actual almeriense o Microrrelato en Andalucía. ¿Cómo surgió tu interés por el cuento y qué esperas de él?

FRANCISCO ORTIZ: Quizá nunca he pensado en serio más que en las novelas, pero aun así tengo un libro de cuentos breves que he acabado hace poco y espero que pueda publicarse dentro de no demasiado tiempo. Creo en el relato, pero no peleo por su valía, su vigor, ni lo enfrento a la novela ni a nada de nada, como hacen ahora muchos practicantes que quieren alzarse tirando obstáculos que sólo ellos ven.

Los grandes escritores se han valido siempre de la forma y han plasmado en más o menos palabras sus historias según tuvieran que decir y contar más o menos. Eso es todo. Cuando escribo un cuento es sabiendo que hay una imagen, dos o tres, una par de ideas, y a veces algo perentorio, algo que solo puede decirse de golpe, como cuando recibes una noticia que te afecta mucho y tienes que contársela a un ser querido rápidamente. Ese es mi método.

EHH-¿Cómo ves el panorama literario del relato corto? ¿Qué crees que se podría hacer para mejorarlo?

FRANCISCO ORTIZ: Leer más a autores como Raúl Ariza y Miguel Sanfeliú y olvidarse un rato de mucho consagrado por los medios que no aporta nada nuevo y no conmueve más que a un grupo de incondicionales del relato que además, como puede verse en ciertas actividades blogueras, solo quieren llevar adelante proyectos personales buscando amparo en famosos y en detentadores del poder. Y digo bien: detentadores.  

EHH.-Has editado tu propio blog de novela negra Novela negra y Cine negro. En él incluyes un lema de Dostoievski: “Y no venderá su alma ni trocará su libertad moral por la comodidad.” ¿Es éste tu objetivo en la literatura?

FRANCISCO ORTIZ: También lo tengo en el pórtico del otro blog en el que escribo, “En la Aurora”, que prefiero al de novela negra aunque sea menos conocido. No me importa no publicar nunca en grandes editoriales, no me importa si no venden nunca muchísimos ejemplares de mis libros (si hay más), no me importa no ser nunca muy conocido. Escribo para unos pocos, a los que les hablo ofreciéndoles algunas preguntas que intento que sean más afiladas y más útiles cada vez. No me importan los premios, no me importa no tener una imagen pública, no salir nunca en televisión. Si tengo que decir alguna cosa, la digo y procuro que sea con pasión y con plena convicción. Lo demás no me conmueve ni me apremia.

EHH-¿Estás satisfecho de la acogida de este blog? Cuéntanos cómo surgió la idea de elaborarlo.

FRANCISCO ORTIZ: Surgió para apoyar el blog de un amigo que tenía uno de antes, para mandarle lectores que yo pudiera ganar con el mío. Pero como siempre he sido lector de novela negra, no me quedé ahí y he hablado en él de los autores más representativos y de las novelas que considero fundamentales dentro del género. Pero me he cuidado también de no encerrarme en una habitación sin ventanas y de cuando en cuando hablo de libros como "Las ciegas hormigas" de Ramiro Pinilla, para oxigenar y no volver fanáticos a mis lectores. En el otro blog hablo de todo y dejo caer escritos más personales también.  

EHH.-¿Y respecto a la fotografía? ¿Es un pasatiempo o te dedicas a ella profesionalmente?

FRANCISCO ORTIZ: Nunca me dedicaría profesionalmente a la fotografía ni a la literatura. No me gustaría convertir en mi oficio algo a lo que sólo me acerco cuando tengo algo que decir o sobre lo que meditar.
 
EHH-¿Qué tienes ahora mismo entre manos?

FRANCISCO ORTIZ: Lo que más me importa: una lectura apasionante, un libro con el que llevo un mes: una novela de Dostoievski de la que he ido juntando cuatro ediciones y cuatro traducciones y que confronto y leo sin ninguna prisa, dedicándole mucho tiempo, para ir acercándome todo lo posible a las meditaciones que el gran autor ruso (lástima de mis limitaciones con los idiomas) quería acercarnos con su obra.

Y escribo, claro. Y paso todo el tiempo que puedo leyendo a algunos creadores que tienen blogs interesantísimos y de los que aprendo muchísimo, como Francisco Machuca o Herminia Luque.

08 mayo 2010

Entrevista en El heraldo del Henares

La escritora Carolina Molina me planteó unas preguntas muy interesantes en una charla en la que tuve la ocasión de hablar de asuntos que me interesan y que quizá puedan interesaros.

Aquí tenéis la entrevista.

30 abril 2010

William Faulkner: Santuario (2). Muerto sin apellido.

Es absolutamente magistral cómo narra Faulkner las horas que pasa Temple, la chica delgada, atractiva y débil a la que ha llevado a la casa en el campo el bebedor Gowan Stevens, horas de acecho de los hombres que quieren algo que todos imaginamos. Consigue pasar indemne una noche, y pasa miedo mirando a una rata que también la acecha, que chilla ante ella también acosándola. No la daña la rata, pero lo inevitable siempre llega, y Popeye, uno de esos hombres, le dispara al único que se ha dignado a protegerla y lo mata con una pequeña pistola que siempre lleva en el bolsillo de su chaqueta. El estilo único, lleno de aciertos y de concreción pese a lo que pueda parecer en la superficie de Faulkner brilla con toda su fuerza en el siguiente párrafo:

Un corrillo permaneció todo el día a la puerta de la sala del empresario de pompas fúnebres; muchachos y jóvenes con libros de texto o sin ellos se inclinaban con narices achatadas contra el cristal; los más audaces y los jóvenes de la ciudad entraban por parejas o en grupos de a tres a ver al hombre llamado Tommy. Éste yacía sobre una mesa de madera, descalzo, los cabellos blanqueados por el sol, apelmazados de sangre reseca en la parte posterior de su cabeza y cubiertos de polvo, mientras que el forense se sentaba junto a él tratando de averiguar su apellido. Pero nadie lo sabía, ni aun los que le habían conocido durante quince años por el campo, ni los comerciantes que le habían visto con frecuencia los sábados en la ciudad, descalzo, sin sombrero, con su mirada extática y vacía y su mejilla hundida inocentemente por el esfuerzo que ponía en pronunciar un término difícil."

No sobra nada, no hay nada excesivo, es prosa de la máxima calidad, escrita con la máxima sensibilidad, con la descripción justa y necesaria. La de un escritor que visualiza y transcribe como si fuera absolutamente real todo lo que luego podemos leer en sus libros.

22 abril 2010

William Faulkner: Santuario (1). Epifanía.

La fuerza de la prosa de Faulkner es algo que no voy yo a descubrir a estas alturas: hay narración pero también, en ciertas frases y en muchos pasajes, una acentuación que rebasa lo puramente narrativo y es como si las páginas del gran autor estadounidense se llenaran de epifanías. Vemos cosas que están y no están en las palabras elegidas, en las imágenes propuestas, y que necesitan para ser completas la experiencia del lector -lógicamente- e igualmente una disposición especial, una apertura de mente que en ocasiones aleja a algunos de unas obras singulares, irrepetibles. Faulkner no es que exija esfuerzo, sino que pide concentración, abandono, deseo de asombro y descubrimiento. "Santuario" es un libro en el que lo esperable no sucede, lo sabido no destella, lo inevitable se escapa entre las manos y entre los ojos. Pocas veces encontrarnos unas escenas tan intensas, profundas, llenas de honda literatura-sea esto lo que sea: epifanías-. Hay una escena al principio, cuando un hombre, Gowan Stevens, que busca emborracharse por tercera vez en el mismo día, lleva a una casa perdida en el campo a su amiga Temple y y la deja sola mientras trata de conseguir el licor: estupefacta, atemorizada y dolorida tras un accidente con el coche que conducía Stevens, ella está en la casa extraña y la embargan sensaciones que Faulkner describe con imágenes inesperadas, epifánicas: "En el pasillo se había hecho todavía más oscuro. Ella se quedó sobre la punta de los pies, escuchando, pensando: tengo hambre, no he comido nada en todo el día. Pensando en la escuela, las ventanas encendidas, las lentas parejas marchando hacia el sonido del timbre de la cena; y en su padre, sentado en el portal de la casa, con los pies en la barandilla, mirando al negro que se halla cortando el césped." Allí está ella, llena de temor, pero a su cabeza lo que viene es la imagen reposada de su padre, y sabemos que es algo deliberado, que Faulkner da una pista, muestra indicios, narra sabiendo muy bien lo que se hace. El lector apresurado, el lector perezoso no ve nada más, se salta estos pasajes y corre detrás de la acción, de lo que lo va a emocionar con imágenes claras, contundentes, fáciles de ver. Quizás haya que esperar a la relectura, o aflojar el ritmo: entonces la novela es como un pastel de mil sabores, sorprendentes todos, bien engarzados y disueltos, un goce para los sentidos.

15 abril 2010

Mensajes de lectores y amigos de este blog (1): Francisco Machuca y los coches

Francisco Machuca dejó este comentario en el blog. Es una meditación sobre el uso del automóvil en nuestra sociedad actual. Con él quiero traer aquí algunos comentarios vuestros, de lectores y amigos, que merecen estar a este lado, pues en muchos casos superan la valía del texto que los animó a nacer, como brotes mejores de una planta que se eleva y posee vida propia.


Según las últimas estadísticas habrá 25.000 millones de coches en el planeta en el 2050. El coche es menos necesario, mucho menos necesario de lo que el hombre cree, y algún día, cuando ese hombre discurra con mayor aplomo y sin coacciones familiares, amigos, publicidad (a lo mejor ese día no llega jamás), dejará de creer en esa falacia, que tantos muertos, polución, agotamiento de recursos naturales, y un paisaje deprimente, arrastra.
Si me lo permites, mi querido amigo, hoy vivimos en una profunda crisis, y no precisamente económica, como la mayoría podría pensar.Yo creo que el problema radica en la psicología de masas. El capitalismo tiene muchos recursos y es elástico, se acomoda a las circunstancias con admirable resistencia. El dinero sólo posterga los verdaderos problemas. Sólo hay que mirar cómo nuestros hijos se enfrentan a carreras de coches mortales los sábados por la noche en los polígonos industriales, curiosamente en donde trabajan. Lo que nuestros hijos han de temer no son los coches o las autopistas del futuro, sino el placer con que trazamos los parámetros más elegantes de sus muertes futuras.


Foto: Willy Ronis

06 abril 2010

Así soy yo

Quiero tan sólo decir cuatro cosas en las que creo y hacerlas llegar a un puñado de lectores a los que quizá les lleve a meditar un poco y afrontar las perplejidades de la vida no con un par de respuestas más pero sí con un par de preguntas más afiladas y mejores en la mochila. Para mí esto de escribir es ser un poco más consciente, estar un poco más despierto, y apelo a gente que va por libre, que no se debe a nadie -o a casi nadie-, que no lo ha dado todo por perdido ni se ha integrado en esta sociedad cainita y un tanto homicida sin posibilidad ya de dar marcha atrás. Poquitos, poquitos, como veis, son los destinatarios de lo que escribo. Así que no me importan los premios, los parabienes, y recuerdo siempre a Sartre rechazando el Nobel y es para mí un ejemplo a seguir.


Foto: Eugene Smith

30 marzo 2010

Rafael Chirbes

Presenta su último libro -"Por cuenta propia"-en el programa "El público lee", de Jesús Vigorra, en Canal 2 Andalucía, y mientras escucho lo que dice, medito que nada me resulta nuevo, impactante, y sin embargo todo resulta rabiosamente cierto, certeramente agudo: es un autor noblemente confiado en defender que la primera función del que escribe ha de ser mostrar lo que de verdad cree y piensa, al margen de cómo reciban los demás sus libros, de que le lean 400, 4.000, 40.000 ó 4 millones. Defiende que lo más sensato es ser fiel a uno mismo, apuesta por no venderse, insiste en que al poder hay que oponerse siempre. Que es mejor buscar los ingresos fuera de la literatura y así no prostituir nuestras letras. Ya digo: nada nuevo, nada que impacte, y sin embargo se pasa la hora de emisión y vuelvo a mi escritorio y me digo: Qué suerte que todavía queden escritores como Chirbes.

15 marzo 2010

El ejército de las sombras, de Jean-Pierre Melville

Hace algún tiempo, Martin Scorsese hablaba de que una de las influencias fundamentales para el rodaje de su triunfadora película "Infiltrados" era la de Melville, director francés al que muchos consideran un clásico indispensable e insustituible. Si veis esta película, ambientada en la segunda guerra mundial, que cuenta los avatares de un grupo de franceses adscritos a la Resistencia, tendréis la oportunidad de comprobar por qué Scorsese considera un maestro a Melville y rechaza que se le ponga a su altura (detalle de modestia verdaderamente digno de todo encomio, viniendo de quien viene ): la sutileza del francés es verdaderamente destacable, su uso de los silencios y de los espacios es impresionante, la intensidad de las escenas más importantes es sobresaliente. Aquí está la historia que muchos han querido contar y han contado a su modo - movimientos clandestinos, ajusticiamientos, nazis, heroísmo -, difícilmente a esta altura, porque esta película está hecha para durar, para vencer sin esfuerzo al paso del tiempo, tan llena de verdad, desde la dirección a los actores pasando por los decorados, que a ratos creemos estar viendo una obra de teatro: es tal la inmediatez, la verosimilitud, el compromiso. Muchas veces me planteo cómo se puede abordar desde nuestro presente el pasado, cómo narrar sin falsearlo, sin hacer pastiches, sin incurrir en la manera posmoderna de saltar hacia atrás sin red - y que cuesta caídas como la de Juan Manuel de Prada y su última novela - y no darse el batacazo. Esta película es un ejemplo a seguir, una referencia inevitable, un raro momento de adultez en la -aún- niñez de ese séptimo arte que tan necesitado está ahora de guionistas y directores valientes, singulares, que amen a las personas y sepan criticarlas sin dejar de amarlas, que respeten al espectador y le ofrezcan algo digno de ser visto con los ojos de la cara, los ojos del cerebro y los ojos del alma.

08 marzo 2010

Anne Tyler: Ejercicios respiratorios (2). La vida misma

El segundo capítulo no se queda atrás: llegan a la ciudad en que va a tener lugar el entierro. Y la amiga de la protagonista le cuenta cómo su marido enfermó, cómo murió. Aquí creo que el talento de Anne Tyler es incluso superior: pocas veces se tiene la oportunidad de asistir a una conversación encerrada en un libro tan creíble, tan viva, tan real. Cómo la amiga le revela lo que de verdad sintió cuando su marido le pidió que estuviera con él en el hospital durante sus últimos días, cómo detestó al hombre que estaba muriéndose, cómo él le contó que vivió una experiencia particular y acaso aterradora saliendo de sí mismo y de su vida y de todo lo conocido, es realmente obra de una mano y una mente prodigiosas, que además cierra la pequeña historia con un detalle que sobrecoge por su realismo y por ser tan común pero estar tan bien narrado, de una forma tan sencilla y tan efectiva: ella se da cuenta de que su marido ya no está cuando recibe la visita de su hija en casa y sus nietos empiezan a molestar y recuerda que en situaciones parecidas buscaba y encontraba la mirada cómplice y comprensiva de su difunto marido. Anne Tyler narra con materiales de la vida real, que para otros carecen de importancia quizá, pues no es nada fácil hacer literatura, contar lo profundo a partir de lo evidente y en apariencia pequeño. Pocos son los que consiguen que su literatura y la vida sean la misma cosa. Entre esos pocos artistas está Anne Tyler.


Foto de Anne Tyler: Diana Walker

01 marzo 2010

Joe Dassin: A ti

Hijo de Jules Dassin, gran director de cine negro, Joe Dassin dejó algunas canciones inolvidables, como ésta. Murió a los cuarenta años, de un ataque al corazón. Pero treinta años después de marcharse, sigue vivo en la memoria de muchos. La letra de este tema es modélica en cuanto a lo que la canción popular podría ser pero, desgraciadamente, no es sino en muy pocos casos.



24 febrero 2010

Anne Tyler: Ejercicios respiratorios (1). El ritmo de la vida, de la propia vida

Es muy difícil hallarle sentido a la vida. Y es muy difícil hallar el ritmo de la vida. Y enormemente difícil hallar la manera de contarlo después de encontrarle sentido a la vida, de palpitar al unísono con el ritmo de la vida. Y sin embargo esa es la sensación que uno tiene cuando lee algunas -pocas- grandes novelas que hablan de la vida, de su ritmo con materiales que nos recuerdan a la vida y su ritmo. Anne Tyler logra esta proeza en las mejores páginas de "Ejercicios respiratorios", libro en el que viajamos junto a una pareja que va asistir al entierro del marido de la mejor amiga de ella. Ya el primer capítulo me parece que es sobresaliente, con esa mujer algo atolondrada que trabaja en una residencia de ancianos y está casada con un hombre que la trata con una sutil displicencia, como todos lo que la conocen. Enfadada, se baja del coche y en menos de media hora planea una nueva vida en otro lugar, con otras gentes, alejada de su marido y de los suyos, de una manera que le resulta plausible y creíble, no una locura, no un calentamiento de la (sin)razón, no una afrenta a la realidad, a su realidad. Anne Tyler narra de una manera perfecta: hay una cercanía que no empalaga, un humor que no caricaturiza, un ritmo que no empuja ni adormece, justo: el ritmo de la vida.

17 febrero 2010

La crisis

Mi amigo Luis Castillo me dice que esto de las crisis es una excusa detrás de otra.
-Vamos a ver. Si la crisis es culpa de los bancos y de los inversores que se metieron donde no debían y perdieron un montón de dinero que no han sabido recuperar, pero que ha ido a parar de la mano de unas empresas a la mano de otras, porque está claro que no ha ido a parar a la de los trabajadores, lo que ocurre sencillamente es que ese dinero no lo tienen unas empresas y lo tienen otras que lo han amarrado en corto, no lo sueltan y está en manos de unos pocos, ¿no?
-Pues será así, Luis.
- Hombre, yo no entiendo nada de economía, pero veo más lógico no apretarle el cinturón al trabajador y obligar a esas empresas a mover, a soltar el dinero.
-Eso no es tan fácil, Luis. Se nota que de economía no entiendes, no.
-Ah. ¿Y qué han hecho los que entienden de economía para solucionar el problema?
-Poca cosa práctica, es verdad.
-¿Circula más dinero? ¿Se mueve? ¿Se ha dado algún paso adelante? ¿O sólo sigue hablándose de miedo, de atarse el cinturón, de retrasar la edad de jubilación, de despido libre y de más gente en el paro?
-Bueno. Es así, sí.
-¿Y qué me diferencia a mí de los entendidos en economía? ¿Qué han conseguido ellos más que yo, que no entiendo nada de nada?
-Bueno, puede que tengas razón.
-Una excusa detrás de otra.


Foto: Eugene Smith

13 febrero 2010

El fútbol da esto

Me dice mi amigo Luis Castillo que con esto del invento del villarato y de las ayudas arbitrales a un solo club, en este caso el Barcelona, la prensa deportiva -y no deportiva- de Madrid se está pasando y haciéndole un flaco favor al aficionado madridista. Le pregunto por qué. Dice Luis que, primero, le parece una tontería que un equipo grande incurra en el victimismo -Ay, los ricos también lloran, y no nos dan nunca pena, apostilla-, más si en el pasado de ese club ha habido tanto y bueno recibido por parte del estamento arbitral. Lo segundo que le fastidia es que utilice un periódico que pertenece a un grupo de izquierdas una táctica que últimamente ha utilizado tan machaconamente, en el ámbito político, un periódico de derechas para insistir hasta la saciedad en teorías conspirativas con que arañarle votos y credibilidad al gobierno socialista. Es poco inteligente utilizar las artimañas que el contrincante ha usado hasta hace poco. Pero eso es política, Luis, opongo. Y él me dice: Intereses, Paco, ventas, dinero, poder: todo es lo mismo. Y acaba diciendo que le enfada encontrarse con amigos madridistas y no hablar nunca de fútbol, pues sus amigos están cabreados, sofocados, entristecidos. Es jodido, Paco, son aficionados del club con el mejor pasado del mundo y están entristecidos, no hablan de fútbol sino de árbitros, se han convertido en detectives de salón y miran con lupa todas las jugadas del equipo rival y no disfrutan con el juego de su propio equipo. Flaco favor les hace esa prensa que no presiona para que el Madrid juegue mejor, dé más espectáculo, sea su propia referencia, camine siempre alegre y en busca del triunfo. Los han convertido en seres tristes, arriscados, y los que se dejan influenciar mucho se pelean en seguida si les dices que actualmente juega mejor el Barça, que tiene a varios jugadores que son unos artistas, porque de inmediato se les pone la cara triste y con voz belicosa arguyen que en tal partido el árbitro se equivocó en un fuera de juego, en tal otro no ha valorado como expulsión una jugada peligrosa. Y así siguen un buen rato. No hablan de qué bonita jugada realizó su delantero o su centrocampista, qué buena parada su portero: nada. Esto es como en la política, Paco, valemos lo que valemos porque le quitamos valor al contrario, no porque en verdad sirvamos nosotros mismos para lo que sea. Es muy triste. Y así, se habla más aún del Barça que del Madrid entre los propios aficionados madridistas, se mide el sentido de las cosas por la suma de errores y no por la belleza de los actos ni el orgullo de lo bien hecho. Es muy triste. Es el panorama actual en nuestro país, así lo veo yo, Paco: no vale la verdad, priman los intereses y prima el deseo de ser el más listo, el que más vende, el que tiene siempre la razón. Y los que estamos un pasito atrás y vemos con un poco de distancia sentimos pena al observar las actitudes ruines y nada constructivas y pensamos que esto es el fútbol, esto es la política, y así nos luce el pelo.


Foto: Ramón Masats

11 febrero 2010

Josefina R. Aldecoa: Fiebre


Así se llama el primer relato de este volumen de cuentos tan recomendable y tan útil, que habla de la gente normal y de sus preocupaciones normales, humanas. Sin duda, es este el tipo de literatura que prefiero -y no me olvido de que escribo en un blog sobre novela negra-, porque habla de la gente sencilla, de las inquietudes de la vida cotidiana, de lo que nos pasa a cualquiera, de lo que puede pasarnos. Es la literatura llamada realista, que en manos de esta autora no es ramplona, no es unidimensional, no es aburrida ni un espejo en el camino tan sólo. En Aldecoa vibran las enseñanzas de los mejores cuentistas, con Hemingway a la cabeza, y en su exactitud verbal e imaginativa, en su frase medida y tan bien adjetivada -ese adjetivo que aporta luz, que aporta profundidad y sirve para que las imágenes y las ideas nos lleguen vivas y plenas-, vemos una claridad expositiva y una aparente transparencia que no es sino el entrante sabroso que deja detrás, pero visible, la otra lectura posible, la complementaria, la de las cosas no dichas, que están y no están, que se ven y no se ven a un tiempo. "Fiebre" es un relato de madurez, esa feliz época en que el escritor sabio se despoja y cuenta yendo a lo esencial, desterrando los adornos que no sirven más que para la floritura y el reconocimiento de la habilidad y el oficio por parte de los compañeros de profesión que siempre creen que más es mejor. "Fiebre" es un relato breve, austero, veraz y duro en que una mujer recuerda a su madre y se enfrenta a sí misma ahora que ella también es madre. Es un cuento triste, hermoso y diáfano como una mañana de diciembre tras varios días de lluvia: todo lo que nos llama está al otro lado de la ventana y nosotros nos sentimos muy a gusto mirando, cobijados bajo las mantas, pensando y notando que el reloj avanza imparable y todas las obligaciones nos reclaman. En ese breve espacio, en ese interludio, se desarrolla la historia de "Fiebre".

29 enero 2010

Autocensura






¿Por qué se percibe tanta autocensura en los libros de los escritores actuales?







Foto: Carlos Pérez Siquier

19 enero 2010

Presentación en Almería de "Última noche en Granada"





Será el próximo jueves, 21 de enero, a las 19.30 horas.
Contaremos con la presencia de Diego García Campos, director de la revista Foco Sur; José Ortiz, orientador del E.O.E.; Inma Lucena, coordinadora del acto; Aurora Ortiz, directora técnica de la Hermandad Farmacéutica Almeriense; y el escritor Juan Herrezuelo.
En la Librería Picasso de la Calle Reyes Católicos.
Os esperamos.

12 enero 2010

Presentación de "Última noche en Granada"





Llega la hora de presentar el libro. Acompañado de José Abad, autor de una gran novela -"El abrazo de las sombras", de la que pronto os hablaré-, de Joaquín Casanova, el editor, de José Ortiz, orientador del EOE, y de Inma Lucena, que oficiará de presentadora, estaré ante los lectores -y con ellos- en la sala Cuadra Dorada del Museo Casa de los Tiros de Granada el jueves 14, a las 19 horas. Os esperamos.