21 noviembre 2007

Fernando Fernán-Gómez


En un mundo del que van desapareciendo las personas más importantes, los artistas más necesarios, también un actor magistral decide envolverse en su capa, en su sombrero gigante y desaparecer, acaso algo hastiado, harto, decepcionado, fatigado y con una sonrisa muda y quizá invisible en sus labios. ¿Qué nos quedará de este hombre? Algunas películas, algunas series - la del pícaro, me recuerda mi hermano por teléfono, que también acaba de enterarse de la noticia del fallecimiento-, algún exabrupto, una imagen, una voz que mañana oirás en televisión - un anuncio inigualable- defendiendo la grandeza del fútbol con un tono que te paralizará y que te arrancará un rato de tu vida cotidiana para llevarte a un lugar del que parten los mejores pensamientos y al que van a parar las mejores personas. Te añoraremos. Hasta siempre, Fernando.


Comentarios dignos de leerse en el diario Público