12 diciembre 2007

Carmelo Bernaola


Le debo al gran Carmelo Bernaola la alegría que me embargaba al oír la música inicial de aquella serie dedicada al policía Plinio y que vi en una reposición hace algunos años. La protagonizaban Antonio Casal y Alfonso del Real (qué grandes actores daba ya entonces nuestro país), y es de esas series modestas pero muy bien realizadas a que nos tenía acostumbrados TVE en algunas épocas pretéritas y que acaso no volverán jamás. Contaba con la dirección de Antonio Giménez-Rico, acertada y brillantemente ampulosa en algunos momentos, y la fotografía de José Luis Alcaine, viva y exacta. Sonaban los primeros compases y ya estaba yo dentro de aquellas historias, como me ocurrió con la sintonía de otra inolvidable serie que de niño vimos casi todos los españoles, Curro Jiménez, y que le debemos a Waldo de los Ríos (qué nudo se me hacía en la garganta apenas empezaba a sonar, porque me avisaba de que se acababa el fin de semana, ese espacio temporal que es la felicidad de un niño de diez o doce años). Escucho ahora, mientras escribo, cuatro composiciones de Carmelo Bernaola, incluidas en un disco que le dedicó el sello RTVE, y que nada tienen que ver con la música para el cine. Heterofonías, la Sinfonía en Do, Nostálgico y ¡Tierra! están llenas de música del siglo XX, arriesgada y diferente, vanguardista, sin acordes bellos ni melodías que suben el ánimo, pero que constituyen un conjunto de una coherencia, una capacidad inventiva y un conocimiento musical admirable. Sumémosle que no se trata de obras para el gran gusto, que son a la música lo que algunas obras de Juan Goytisolo a la literatura, experimentales, en pos de nuevos caminos, y sabremos por qué no son tan conocidas como se merecen. En las programaciones de música clásica no las hallaréis - el empeño en dar lo agradable para el oído, insistir en los Mozart, Chaikovski, Beethoven, Schubert es descorazonador -, pero os animo a degustarlas una tarde o una noche en que la mente os fluya inquieta, el alma quiera escaparse de su oculto rincón y vuestra voluntad esté encallada entre dos o mil decisiones por tomar. Esta música les hablará a vuestra mente, vuestra alma y vuestra voluntad como una amiga íntima e irremplazable.