Este relato está incluido en su libro "Gente de Madrid" y podéis encontrarlo en la edición de los "Cuentos completos" de García Hortelano. Es un relato largo, una nouvelle, ambientada en los años de la guerra civil, en Madrid, y aparecen en él algunos niños, varias criadas y un fugitivo cobijado en una cueva. Los niños quieren entrar para apresarlo, pues se rumorea que es un fascista. Entre disputas, discusiones sobre la jefatura de la banda y la posible utilización de una bomba que tienen guardada, los niños viven en esa realidad animada por la fantasía que es la primera adolescencia y sueñan con hazañas y reconocimiento. Pero también se entretienen con las criadas, a las que les pellizcan el culo y a las que acarician de manera furtiva cuando ellas también desean ser acariciadas y consienten y hasta proponen. Riánsares es una de las criadas de la casa del narrador, un niño que admira a su abuela, roja entre fascistas - el padre, la madre, el abuelo del niño- que oyen por la noche la radio deseando el triunfo de los nacionales.
La adecuación de la voz narradora, que conserva la vivacidad para transmitir los descubrimientos del adolescente, sus miedos y sus silencios transidos de dudas y abismados por la falta de palabras con que comunicar lo que piensa y siente, el perfecto tempo del relato, atento a todo lo necesario para hacer creíble y crecientemente real la historia, mueven a la emoción y a una atención que pocas veces en otros relatos descubriremos. Y es que García Hortelano trabaja con una maestría sencilla que alza un edificio de absoluta credibilidad, de una sinceridad apabullante, de una honestidad difícilmente resistible. Creo que es "Riánsares y el fascista" uno de los mejores textos escritos en nuestro país, uno de esos logros mayores que aparecen muy de vez en cuando, en los que todo casa, todo funciona, todo está en su sitio y en su justa medida: incluso las ideas, la voluntad política del autor, que es una propuesta y no una sesgada interpretación de la realidad, lo que le procura la posibilidad de eludir la gangrena del tiempo, la disolución. Hora es de recordar a Juan García Hortelano, de celebrarlo, pues nunca estuvo por debajo de los escritores del boom latinoamericano -con los que coexistió-, no es inferior a los Onetti, Vargas Llosa, Cortázar, Sábato, Rulfo, tampoco a los Marsé, Goytisolo, Matute, Benet -escritores grandes y jamás ensalzados como se merecen-, y además nos dejó varias novelas que son verdaderos hitos de la lengua española, textos que no dejan de de ganar en importancia a los ojos de los estudiosos de la literatura pero también a los de los historiadores y de los que quieren saber qué ocurrió un día en nuestro cercano y aún palpitante pasado.