16 septiembre 2007

Amigo es aquel que fue generoso contigo al menos una vez

¿Por qué hay tanta gente llena de rabia?, me pregunta mi amigo Luis Castillo. Oigo su respiración agitada, aparto el teléfono de mi oreja un instante y exhalo una imprecación. Alguien lo ha fastidiado. ¿Por qué hay tanta gente que no es feliz si no jode a los demás?, ¿por qué no viven sus vidas y dejan que los demás vivan las suyas?, ¿por qué creen ser íntegros, ejemplares, pero sólo caben en su mente su imagen y sus propios, egoístas deseos?, ¿por qué con los enemigos cobran fuerzas, se afirman, se imaginan que crecen en la batalla, en la lucha, en el forcejeo, cuando sólo disminuyen, sacan a la luz su lado podrido? Luis está muy fastidiado. Algo le ha ocurrido con uno de sus amigos, al que no conozco. No me cuenta más. Y yo, no se me ocurre otra cosa, le digo: Amigo es aquel que fue generoso contigo al menos una vez. Amigo es el que no te traiciona, el que no te abandona, el que no cree ser más que tú. Amigo es el que lo es para siempre. Pero Luis está fastidiado. No se anima. Cuelga y sé que es porque quiere hablar pero no encuentra las palabras, no consigue decirme qué le angustia. Mañana lo llamaré, o iré a su casa. También se puede ser amigo en los silencios y en las esperas, sólo con hacer compañía. Espero no defraudarlo.


(Foto: Javier Arcenillas)