14 abril 2008

Los días del pasado, de Mario Camus


Lenta, paciente se mueve la cámara por los paisajes del norte de España, nos muestra los rostros fríos y atemorizados de los habitantes de nuestra posguerra, los rostros de los vencidos, de los que nunca podrán recuperar cabalmente la alegría de vivir. Con voluntad de verismo, sin alzar la voz, narra Mario Camus una historia que no puede dejar a nadie indiferente, que ahonda en la injusticia y la soledad de los que tuvieron que aguantar casi cuarenta años de dictadura franquista. La maestra andaluza que viaja al norte para buscar y reunirse con el hombre al que ama no puede ser feliz ni lo será aunque lo encuentre, aunque vuelva a besarle y a sentirse momentáneamente en paz a su lado, porque el destino de su amado es la lucha, es la memoria, es la muerte en la batalla contra quienes les arrebataron a los débiles, a los vencidos, lo más importante que el hombre tiene: la palabra (magníficamente señalado en el estudio que hace de la película José Luis Sánchez Noriega en el libro que la colección Signo e Imagen/Cineastas de Cátedra le dedicó al gran director de cine hace ya diez años). Gran película, absolutamente necesaria, una lección de cómo narrar de manera poética y realista a la vez.