Fuera caretas, abajo las coartadas. Se puede hacer buen cine comprometido, social y valiente, que mira cara a cara a la vida, que es reconocible y habla de gente como tú y yo, la clase media, ésa que parece no importarle al sistema más que para largarnos películas hollywoodienses de acción descerebrada y argumentos sin pies ni cabeza.
Se puede hacer este cine, tiene espectadores y -aunque no es necesario, pero ahí queda- recibe incluso los mayores premios, como anoche en los Goya.
Mi aplauso para los creadores de una película tan original, que es puro cine y pura emoción.