05 junio 2007

Ismael Grasa: Trescientos días de sol (IV). El pueblo de nuestros padres


Me parece prodigioso el instinto creador de Ismael Grasa. Su capacidad perceptiva es muy alta y la de síntesis no le anda a la zaga. El relato "La casa de Benedé" es absolutamente clásico y a la vez absolutamente actual. Podría haberlo escrito Carmen Martín Gaite hace muchos años, con su sensibilidad inigualable. Pero a la vez es puramente del siglo XXI porque, sin desdeñar el realismo de los clásicos españoles, Grasa introduce elementos críticos y una mirada desafecta que son su huella, la clave de su creación. Un hombre acompaña a su madre al pueblo de ella, donde ha comprado una casa -ya tiene una propiedad en el lugar donde nació y creció, apunta el narrador- que por primera vez va a pisar, tras la muerte del anterior propietario. Sacan los trastos de éste, tiran lo inservible a un vertedero -"La nevera rodó pendiente abajo como un automóvil en un accidente"- y después vuelven a la ciudad. Grasa nos habla de la soledad y cierta animalidad del soltero que vive y muere solo en un pueblo, del deseo de retornar al pasado de los viejos habitantes de la ciudad, que no colma sus anhelos. Con pequeñas, magistrales pinceladas retrata espacios que vemos cuando viajamos a un pueblo y que nuestra desapasionada mirada no registra para el recuerdo -la granja de cerdos: "Pensé que nunca había llegado a ver a los animales de esas granjas porcinas. Los oía, olía su hedor casi sin interrupción, pero esas granjas no habían sido para mí más que unas construcciones alargadas que se ven desde la carretera. Cada cerdo, bajo ese techo de uralita, no salía nunca de su zolle"-, nos emociona narrando los abrazos de la madre con los habitantes del pueblo y con la despedida -una imagen plena, eficaz y preparada para la nostalgia- que le dispensa la madre al hijo cada vez que éste se marcha. Grasa apuesta por un realismo astuto y una prosa aparentemente rápida pero llena de agudas reflexiones y puntualizaciones y de nuevo alcanza cotas muy altas con un relato que habrían degustado con gran placer los lectores de otro tiempo y que gustará mucho a los de éste.